Todavía recuerdo el día que una “madre experimentada” me aconsejó que no acostumbrara a mi hijo a estar en mis brazos porque, a la larga, le haría daño.
Según ella, cargar a los hijos los convierte en dependientes y en personas inseguras. También mencionaba que los niños sufrirían si se acostumbraban a tus brazos y luego tenían que quedarse con otras personas. Como madre primeriza me asusté y pensé por un segundo en hacerle caso. Sin embargo, mi instinto me dijo que lo cargara y lo hice cuanto pude. Mientras más tiempo conmigo mejor. No importa si estaba sonriendo o llorando. De inmediato, me di cuenta que nada lo calmaba más que estar en el pecho de mamá.
Ahora salió un estudio que revela los beneficios que ofrecen nuestros brazos a la salud de nuestros pequeños.
1. Se reduce al actividad del sistema nervioso y la de motor.
2. La frecuencia cardiaca disminuye por lo que el bebé se tranquiliza.
3. Los bebés prefieren el calor de los brazos y el movimiento. O sea, que la mamá esté caminando.
4. Le ofrece tranquilidad y seguridad.
5. Es una oportunidad íntima para mirarlo a los ojos y decirles "aquí estoy".
6. Mamá y bebé se conectan. Ambos sienten paz al sentirse tan pegaditos.
7. Los hijos comienzan a entender que las madres siempre estaremos ahí para arrullarlos. No importa la edad que tengan.
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