¿Alguna vez te has preguntado por qué a algunos niños de padres divorciados les va mejor que a otros? Respetar estas 10 reglas de paternidad post-divorcio puede ser un poderoso factor de contribución al éxito de tus hijos después de un divorcio. Mantener estas reglas no solamente ayudará a tus hijos, sino que también te ayudará a ti.
1. Dale a tu hijo el regalo de no tener que escoger entre sus padres.
Pedirles a los niños que se separen de familiares agrava la pérdida que crea el divorcio. Permitirles que mantengan acceso regular a ambos grupos de abuelos, tíos, tías, primos, etc., puede contribuir a la autoestima del niño, así como a su sentido de seguridad y pertenencia.
Cuando los niños vuelven de una visita, ya sea con el otro padre o con parientes, evita las preguntas competitivas. Cada uno tiene algo diferente que ofrecer y los niños necesitan de todo eso. Ellos necesitan al padre que tiene más dinero, así como al padre que le puede ofrecer más amor. Ellos necesitan al padre que es mejor ayudando con la tarea así como al que prepara los mejores espaguetis con albóndigas.
Pedirle a un niño que elija a un padre por sobre el otro, ya sea de manera explicita o a través de mensajes sutiles, puede generar ansiedad y culpa. El no saber a quién elegir crea ansiedad. Y también miedo a la represalia por parte del padre despreciado. Ser “infiel” a uno de los padres puede generar tremendos sentimientos de culpa. Esto puede llevar a dolor y rabia en el niño, debido a la difícil elección que le han pedido realizar. Algunos niños se desconectan emocionalmente de ambos padres como una manera de hacer frente al hecho de tener que tomar una decisión. En ese escenario todos pierden.
Acepta que el niño se beneficia de tener una relación con ambos padres. (Esto obviamente no se aplica en casos en los cuales existe cualquier tipo de riesgo de daño o abuso. En este artículo asumimos que si ese tipo de protección es requerida, fue obtenida en la corte).
Permítele al niño disfrutar de lo que cada padre tiene para ofrecer sin hacerlo sentir culpable.
2. Abstente de hablar mal de tu ex frente a tu hijo.
Es tentador. Tu matrimonio no funcionó como querías. Puede ser que te sientas dañado/a, decepcionado/a y enojado/a. Pero recuerda, tú eres el adulto. Los niños necesitan respetar a sus padres. Los ayuda a respetar a la autoridad en general, y a desarrollar autorespeto. Cuando eres crítico con tu ex cónyuge, le estás enseñando a tu hijo a ser crítico y juicioso. Incluso si los comentarios sarcásticos, amargos y dañinos eran una marca en tu matrimonio, deshazte de ellos en tu realidad post-divorcio.
Incluso si tu cónyuge te habla mal, no respondas. Eso solamente baja el nivel de respeto de tu hijo por ti. Puede ser que sientas que si no te “defiendes” tu hijo va a pensar peor de ti. Pero en realidad, son las peleas continuas las que erosionan el respeto que tu hijo siente por ti.
El habla negativa socava la confianza de tu hijo en sus padres.
Existe otra razón egoísta para no hablar mal de tu cónyuge anterior. Si alguien habla mal de alguien que tú amas, ¿qué haces? Generalmente, uno corre a defenderlo, incluso si sospechas que está mal. Cuando tú atacas a tu ex, estás forzando a tu hijo a salir en defensa de él/ella, incluso si eso está solamente en su mente.
El habla negativa socava la confianza de tu hijo en ti, así como en la persona sobre la cual estás hablando. Incluso puede afectar su capacidad de confiar en adultos en general. Sé cuidadoso de no transmitirle a tu hijo el mensaje de que todos los miembros del género de tu ex cónyuge son malos, particularmente a un niño de ese mismo género.
Protege a tu hijo proactivamente para que no tenga que escuchar un habla dañina.
Comprométete a respetar el mejor interés de tu hijo. Independientemente de lo que haga tú ex.
3. Evítale los detalles a tu hijo
Compartir demasiada información sobre cuán difícil se ha tornado la vida, solamente confunde y agobia al niño. Darle a tu niño demasiada información puede ser una sutil manera (o no tan sutil) de pedirles ayuda. En vez de entrar en detalles sobre la poca cantidad de dinero que hay en tu cuenta, apégate a un simple “ahora tenemos que ser inteligentes sobre cómo gastamos nuestro dinero”. En tu rol de adulto, tendrás que encontrar la mejor manera de pagar las cuentas. Incluso si eso significa empezar a trabajar, tomar un préstamo, o pedirle a alguien que te ayude financieramente hasta que puedas hacer los cambios necesarios. Esa no es la responsabilidad de tu hijo.
Recuerda que todos los cambios y temas que te están dando problemas probablemente también les están dando problemas a ellos. Si les haces sentir que tú no eres capaz de manejarlos, ellos pierden su sentido de seguridad. Ellos necesitan que estés ahí para ellos; no los hagas sentir que, además de todo lo que están atravesando, ellos son los que tienen que estar ahí para los adultos en sus vidas.
Toma precauciones y cuando llames a tu abogado o a algún amigo para desahogarte sobre tu ex, hazlo en un momento y en un lugar en el que tus hijos no puedan escuchar.
Evítales a tus hijos los detalles de las dificultades que ha creado el divorcio. Ellos tienen sus propias dificultades con las que lidiar.
Cuando te desahogues, preocúpate que tus hijos no te escuchen.
4. No hagas de tu hijo el mensajero
Hay muchos medios de comunicación para ex parejas. Algunos eligen hablar por teléfono, otros por mensajes de texto o email, y también hay quienes se comunican a través de sus abogados. Todas estas formas funcionan. Pero utilizar a los niños como el “cartero” entre los dos padres no funciona.
Tu trabajo es proteger a tu hijo, no colocarlo en la mitad de dos bandos en conflicto.
“¡Dile a tu padre que no tenemos nada que comer!” “¡Dile a tu madre que yo tampoco!”. Este tipo de intercambios comunican un fuerte mensaje de inseguridad y vulnerabilidad a los hijos. Los hace preguntarse, “si ninguna de las dos personas a las que yo acudo para mis necesidades básicas tienen algo, ¿qué pasará conmigo?”. Tu rol como padre es proteger a tu hijo, no colocarlo en medio de dos bandos en conflicto. Los niños tienen mucha dificultad para separar las palabras y las expresiones faciales, y el hecho de que no estén dirigidas a ellos, especialmente si van dirigidas a alguien que ellos quieren.
Elige un método de comunicación sano con tu cónyuge anterior que no mantenga a tu hijo en el medio.
Herir a tu cónyuge “por medio” de tu hijo no es nada más que herir a tu hijo.
5. Deja ir a tu cónyuge anterior
Parece ser tan obvio. Te divorciaste. El matrimonio se acabó. Algunas personas que no pueden vivir juntas en amor tratan de continuar la relación a través del odio. Uno de ustedes, o ambos, han renunciado al matrimonio. Si tú sientes que no has tenido opción en la decisión del divorcio, pregúntate una cosa: “¿realmente quieres estar en una relación con alguien que no te aprecia ni valora?”. Mientras antes asumas que la relación se terminó, antes podrás deshacerte de la necesidad de sufrir. Algunas personas erróneamente creen que si sufren lo suficiente, su ex volverá (y los salvará). Es una dolorosa fantasía. E incluso si tu ex volviera, esa no es la base apropiada para una relación sana.
En vez de interrogar a tu hijo sobre qué está haciendo tu ex, enfócate en lo que pasa dentro de tu casa. Si en realidad quieres “desquitarte”, que sea sobreponiéndote y teniendo una buena vida, a pesar del divorcio. Cuando pones tu energía en castigar o en devolverle la mano a tu ex, en realidad estás castigándote a ti y a tus hijos.
Acepta tu divorcio, deja de lado la necesidad de “volver” con tu ex.
Enfócate en reconstruir tu propia vida sanamente y de manera positiva.
6. Define los límites y las expectativas para tu hijo
Coloca límites de comportamiento sanos en tu hogar. Si no estás seguro de cómo deberían ser estos límites en tu caso particular, busca ayuda de alguien que sea una autoridad competente en la crianza de niños. No tengas miedo de que si pones límites, el niño preferirá estar en la casa de tu ex. Algunos niños son expertos en poner a un padre en contra del otro. No seas la víctima del juego. Comparte tus expectativas con tu hijo sobre su despertada, la ida al colegio, tareas, trabajos hogareños, toques de queda, hora de dormir. Y haz que tus expectativas sean claras y razonables.
Las reglas en tu casa pueden ser diferentes de las que hay en la casa de tu ex. Eso está bien. “Así es como tu Mamá/Papá decide hacer las cosas. Aquí hacemos diferente”. Si tú estás cómodo con las reglas que estás marcando, aumentas la posibilidad de que tu hijo también lo esté. Explícale que tú estás interesado en lo que es bueno para él, y que solamente haces esto porque te importa su bienestar.
Lucha por obtener un balance. Por un lado, quieres que tu hijo sea funcional y responsable. Y al mismo tiempo, quieres incentivar a tu hijo a que siga disfrutando de su niñez. Si tu hijo parece incapaz de disfrutar, o si sientes lástima por él/ella, habla con un terapeuta calificado.
No tengas miedo de poner límites que reflejen los valores de tu hogar.
Incentiva a tu hijo a disfrutar su niñez.
7. Mantén las líneas de comunicación abiertas para tus hijos.
Estate ahí para escuchar. No juzgues a tu hijo ni le digas cómo tiene que sentirse. Valida lo que siente ahora, mientras le explicas que puede que no siempre se sienta así. El tiempo cambia las cosas. Deja que tu hijo sepa que siempre estás ahí para él. No hagas preguntas que requerirán que tu hijo apunte con el dedo a tu cónyuge anterior. Pregúntale a tu hijo si prefiere hablar de esas dificultades con algún adulto imparcial, como un terapeuta o un amigo adulto de la familia.
Muchas veces cuando un matrimonio se desintegra, los niños desarrollan la creencia de que si tan sólo ellos pudieran ser “buenos”, entonces sus padres se quedarían juntos. Para aquellos niños, el fracaso del matrimonio es una confirmación de que ellos no fueron lo suficientemente “buenos”. Comunícale a tu hijo que el divorcio no fue su culpa. Incluso si tu hijo dice que nunca pensó que lo fuera, será tranquilizador para él escuchar que tú no piensas eso.
Comunícale a tu hijo que el divorcio no fue su culpa.
Tu hijo puede estar en silencio y puede no querer compartir sus sentimientos. Respétalo. Si piensas que esto puede estar asociado a una falta de vocabulario emocional, ayúdalo a desarrollarlo. Por ejemplo, cuando le leas alguna historia a tu hijo, aprovecha de preguntarle qué cree que siente el personaje en diferentes puntos del libro. Inyéctale tus propios pensamientos, “bueno, si yo fuera Winnie de Pooh, yo estaría triste si Tigger no me invitara a su fiesta de cumpleaños”. Luego háblale de las opciones que tiene Winnie de Pooh.
Estate ahí para escuchar las emociones de tu hijo sin juzgarlo.
Asegúrate de que tu hijo sepa que el divorcio no fue su culpa.
8. Conviértete en una mejor persona
Elige proactivamente quién quieres ser después del divorcio. Fija metas a corto, mediano y largo plazo para ti mismo y para tu familia. El divorcio crea la posibilidad de un nuevo comienzo. Deja atrás el pasado, y termina con las culpas y las quejas. Se acabó. Sólo el “hoy” es significativo. Decide quién quieres ser, empezando hoy. ¿Qué necesitas para llegar allá?
Consigue un terapeuta para no caer en la tentación de que tus hijos llenen ese cargo. Un buen terapeuta puede ayudarte a procesar lo que ha pasado en tu matrimonio y después de el. El divorcio es una pérdida que tiene que ser llorada. Respeta el hecho de que tu pérdida es diferente a la de tus hijos. Sé un ejemplo de que está bien pedir ayuda para hablar sobre los problemas. Cuando lidias con tus difíciles sentimientos y los sobrepasas, puedes convertirte en una mejor persona a partir de la experiencia.
Ser una mejor persona significa dejar de lado la competencia. El juego competitivo es uno en el que todos pierden. Lo que quedará grabado en la memoria de tus hijos para siempre no será quién les trajo más juguetes, sino quién tenía los valores que ellos podían respetar. Preocúpate sobre ellos lo suficiente como para guiarlos en un camino de éxito en la vida. Tus hijos te necesitan a ti – tu tiempo, tu atención, tu entendimiento y tu incentivo. Entiende que cualquier cosa que tú hagas que hiera al otro padre, herirá a tu hijo también. Limita lo que estás dispuesto a hacer para adquirir su amor y lealtad.
Decide quién quieres ser en tu realidad post-divorcio. Crea un mapa de cómo llegar allí.
Deja de lado la competencia. Conviértete en una mejor persona.
9. Crea seguridad
Independientemente de cuán seguido veas a tus hijos, haz de tu hogar un lugar seguro. Tu casa debe ser un lugar donde los niños son respetados, cuidados, donde se les demuestra amor y aceptación, y se les enseña responsabilidad. No importa lo que pasa en la casa de tu ex. De hecho, si sientes que no hay una sensación de seguridad en la casa de tu ex, la seguridad que tú generes será mucho más importante.
Sé responsable. Estate ahí cuando dices que vas a estar allí. Haz lo que dices que vas a hacer. Discúlpate cuando hieras a tu hijo. Es mejor no comprometerse a algo que no serás capaz de cumplir, porque eso deteriora la confianza.
Es la responsabilidad de los padres asegurarse que haya comida en la casa. Un niño que no tiene lo que comer no se puede concentrar en la escuela. Los padres tienen el trabajo de crear una estructura de limpieza y orden en la casa. Un niño que no puede encontrar sus zapatos en el desorden, tendrá muchas dificultades para llegar a tiempo a la escuela. Un niño sin un horario de sueño tendrá una difícil batalla con las actividades del día siguiente.
Seguridad significa mostrarle a tu hijo respeto, amor y aceptación. Di lo que harás, y has lo que dices.
Un hogar seguro significa proveer comida, techo y estructura para tu hijo.
10. Enséñales a resistir
La capacidad de resistencia es uno de los regalos más valiosos que un padre le puede dar a un hijo. Muéstrale a tu hijo que incluso cuando las cosas se ponen difíciles, tú y tu hijo pueden sobrepasar las dificultades sin desmoronarse. Enséñale a tu hijo que todo pasa por una razón. Como dice el dicho “no hay mal que por bien no venga”. Desarrolla tu capacidad y la de ellos de ver el lado positivo de las cosas en todo lo que pasa. Debes creer que esta experiencia, al igual que cualquier prueba, es una oportunidad de crecimiento. Muéstrale con tu ejemplo cómo transformar un tiempo difícil en una herramienta de avance en vez de un obstáculo. Ejemplifica la paciencia, flexibilidad y aceptación. Incentívalo a tomar pequeños pasos de crecimiento.
Ayuda a tus hijos a construir su capacidad de resistencia al seguir conectados con su familia y amigos. Búscales un “Big Brother” que esté ahí para ellos. Incentiva a tu hijo a hacer cosas que lo ayuden a sentirse realizado. Incentívalo a conocer sus fuerzas y a desarrollarlas. Utiliza un lenguaje esperanzador, háblale sobre significado. Cuando uno cree que puede hacer algo, lo hace. Cuando uno cree que no puede, no lo hace. Háblale con lenguaje positivo. Tu creencia en un futuro mejor puede ayudarte a ti y a tu hijo a tener realmente uno.
Ayuda a tu hijo a desarrollar una capacidad de resistencia que lo acompañe durante su vida.
Busca significado. Habla con un lenguaje esperanzador.
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