La belleza no es sólo la apariencia física, es el reflejo de un estilo de vida saludable. La belleza es un valor estético subjetivo y cada vez más se relaciona con la salud, para ser bellos debemos sentirnos bien y eso se refleja en vernos bien.
Hoy una mujer bella tiene un peso acorde a su altura, lleva una alimentación correcta y más natural, realiza actividad física regular y se sabe relajar, eso redunda en una piel y cabello sanos.Si las mujeres hacemos ejercicio y nos alimentamos de manera correcta y saludable, vamos a gozar de buena salud y, por consiguiente, si tenemos salud, tendremos un buen tono de piel.
Salud y belleza
Ejercicio físico, fuente de salud y belleza
El ejercicio físico mejora el ánimo, aumenta la energía, libera el estrés, mantiene la densidad ósea, aumenta la masa muscular, disminuye la grasa del cuerpo, protege el sistema cardiovascular y ayuda a prevenir enfermedades.
Actividades como caminar en un parque, hacer yoga, ejercicios funcionales, ejercicios aeróbicos, baile, boxing y entrenamiento en circuito son ideales para mujeres de todas las edades.
A medida que nos sentimos mejor, nos vemos mejor y ese es un cambio que el resto de las personas notará; lo importante es sentirnos cómodas y apoyadas, y tener tiempo para realizar todas las actividades del día a día sin descuidarnos a nosotras mismas.
Nuestro metabolismo puede ser rápido o lento, al ser más jóvenes o maduras, por lo cual es recomendable encontrar tiempo para realizar un ejercicio que se adapte a nuestras necesidades particulares. El objetivo es realizar un entrenamiento supervisado que permita mantenernos en forma de manera constante y segura.
La alimentación adecuada
El refrán “eres lo que comes” es cierto, la relación de la alimentación con el ejercicio puede interpretarse como lo más cercano a la fuente de la juventud, nos ayuda a tonificar los músculos, mantener el peso, nos da energía, reduce el estrés, ayuda a dormir.
Todos los alimentos son importantes para mantenernos bellas y sanas: proteínas (carnes magras), carbohidratos (preferiblemente integrales porque dan energía por más tiempo) y grasas (sobre todo poliinsaturadas como aguacate, aceite de oliva, frutos secos y pescados azules), deben estar presentes en nuestra dieta diaria pues garantizan el aporte de los nutrientes esenciales. Sin embargo, pudiésemos darle mayor importancia a las frutas y a los vegetales, gracias a la cantidad de vitaminas, minerales y fibra que contienen nos ayudan tanto a controlar el peso como a mantener una piel sana y bella.
Por supuesto, debemos evitar la comida rápida por ser rica en grasas y azúcares, pobre en vitaminas y nutrientes. También deben restringirse los refrescos, hasta los ligeros, porque causan celulitis. Escoge los alimentos cocidos, horneados, a la plancha, al vapor y al microondas en lugar de fritos. Los lácteos siempre deben ser descremados, para evitar un consumo excesivo de grasas.
Rutinas saludables para conservar la belleza.
Los buenos hábitos para una vida sana y el cuidado estético durante toda la vida ayudan a conservar la belleza en la madurez.
Mantener una alimentación saludable.
Realizar ejercicios al menos tres veces por semana.
Sigue una rutina de belleza diaria, como desmaquillar y tonificar la piel cada noche, aplicar mascarillas nutritivas e hidratantes, y realizar limpiezas de cutis periódicas.
Aplicar tratamientos estéticos para la renovación de colágeno y elastina, para mantener la piel firme.
La importancia de dormir y descansar.
Higiene del sueño es el nombre de las medidas que debemos tomar para alcanzar un descanso reparador, esencial para la salud y belleza. Unos breves consejos:
Evita el televisor dentro de la habitación: ver televisión en la cama estimula el insomnio porque impide la relajación. Usa el ordenador antes de dormir también produce el mismo efecto.
Levántate a la misma hora: esto le permitirá establecer horarios regulares para sus actividades.
Intenta acostarte también sobre la misma hora; si a los 20 minutos no te has dormido, prueba a tomarte un vaso de leche tibia o una infusión, haz una lectura relajante o escucha música suave. La musicoterapia ayuda a la relajación.
Evita realizar ejercicio físico 3 horas antes de irte a dormir.
No tomes cafeína de 4 a 6 horas antes de dormir.
Evita las siestas, o no las prolongues más de 1 hora.
Si te sientes nerviosa, toma un baño caliente o tibio, eso ayuda a la relajación.
Mantén un ambiente adecuado en el dormitorio: luz, temperatura, habitación libre de ruido, buen colchón.
Evita beber líquidos antes de ir a la cama, así evitarás la interrupción del sueño para orinar.
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