No hay duda de que la inmensa mayoría de los padres aman intensamente a sus hijos. ¿Pero por qué se dice que cada vez hay más “hijos huérfanos de padres vivos”? Algo que ha minado mucho el amor que se les da a los hijos ha sido el creer que la calidad de nuestra dedicación es lo único importante. Pero calidad sin cantidad no sirve.
El estilo de vida actual nos ha llevado a vivir llenos de ocupaciones y, a menudo, con demasiados compromisos. Recientes encuestas sobre el tema del tiempo para disfrutar y dialogar con los hijos indican que en promedio éste se ha reducido a cinco minutos al día, porque cuando estamos con ellos es acosándolos, ordenándoles, ayudándoles, recordándoles… pero no realmente compartiendo y conversando.
Pero los niños no requieren tantos juegos, ni tantas actividades, diversiones o cosas. Ellos necesitan con urgencia un papá y una mamá tranquilos, dispuestos a escuchar sus historias y sus inquietudes, y a compartir en familia sus dichas, sus temores y sus ilusiones. Es decir, unos padres con quienes no sólo vivan sino que convivan de verdad.
“Los hijos necesitan muy poco, pero lo poco que necesitan lo necesitan mucho”, (Harold Kushner). Lo que más necesitan es saberse muy importantes para sus padres y nuestra presencia les dice que lo son. Pero si no estamos suficientemente presentes en sus vidas nos vamos a perder los momentos más exquisitos y edificantes que nos ofrece el proceso de criarlos, de verlos crecer, luchar y gozar. Pero no dejaremos de vivir y sufrir con sus penas y dificultades, muchas de ellas el resultado de no haberse sentido suficientemente cerca de nosotros. Esto significa que nos perderemos de muchos de los momentos inolvidables de su vida… pero de todas maneras nos tocará lidiar con sus problemas.
Mientras que el mundo cambia pero no se termina y siempre nos ofrece nuevas actividades y oportunidades, el tiempo del que disponemos para gozar la niñez de nuestros hijos sí se acaba y pronto. Nuestra dedicación a ellos es clave para fortalecer nuestros vínculos de amor. Como se ha dicho, si el tiempo es corto, no debemos desperdiciarlo haciendo muchas cosas para comprar el amor de los hijos… que recibiremos gratis si nos dedicamos a ocupar un primer lugar en su corazón.
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