Hay hombres que, por diferentes razones, crían a sus hijos solos. Aunque no planearon ser mamá y papá al tiempo, son todo para sus niños. Les contamos tres historias asombrosas de padres que nos abrieron su corazón contándonos su difícil misión: sacar adelante a sus pequeños.
“La vida me cambió un mil por ciento”
César Escola es reconocido porque fue presentador del programa Francotiradores, del magazín Día a Día y también el director musical de la obra teatral Casino. Sin embargo, pocos saben que la faceta de su vida que más disfruta es la de ser papá soltero. “Uno siempre tiene el proyecto de vida de ser padre algún día”, comenta. En la juventud era una emoción lejana, pero desde hace cuatro años, cuando fue a Argentina y vio la experiencia de un amigo que había adoptado un niño y no salía de la casa si no era con la pañalera o los teteros en un bolso, se ilusionó con la relación amorosa padre e hijo.
Aunque fue criado por su papá y su mamá, se dio cuenta de que con la adopción era posible sacar un niño adelante, así no estuvieran los dos. Cuando llegó a Colombia, coincidencialmente su amiga Lucía Madriñán estaba en proceso de adopción, y eso lo hizo interesarse más por el tema. Pero el detonante para que tomara la decisión de adoptar fue la nota que tuvo que hacer para salvar el hospital Materno Infantil. “Viví una experiencia importante cargando en mis brazos una bebé de 7 meses que fue abandonada. Se me partió el corazón y al salir del hospital ya sabía lo que tenía que hacer”, recuerda.
De inmediato, se puso en contacto con la Fundación Pisingos e inició el proceso de adopción que duró 14 largos meses, en los cuales asistía trimestralmente a talleres para aprender a ser papá y saber si estaba preparado. “Es más difícil ser padre adoptante que biológico, porque implica responsabilidad, descubrirse a sí mismo y romper barreras. Hay que demostrar que se es hábil mentalmente, socialmente y que se quiere formar una familia”, afirma el presentador.
Ya tenía 43 años cuando comenzó el reto de ser papá soltero adoptando un niño. El proceso estuvo lleno de miedos, temores y logros. “Siempre se puede renunciar, pero lo que hice fue preparar el corazón para recibir el hijo que Dios, el Cosmos o Alá me mandara”, asegura.
Antes de que llegara su bebé a la casa se preguntó lo mismo que todos los padres adoptivos en algún momento piensan: cómo será y qué enfermedades sufrirá. Pero las charlas con el genetista lo tranquilizaron y lo prepararon para amar desde el primer momento sin saber las características del niño.
Se estaba acercando diciembre y él soñaba con su mejor regalo: tener al pequeño antes de Navidad. Pero eso dependía de la situación legal del niño, del seguimiento del comité de asignaciones y de poder encontrar la compatibilidad entre el padre y el menor.
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